Por Punto Curioso · 31 de mayo de 2025
Entre dos regiones japonesas separadas por el mar Interior de Seto, se extiende una carretera que parece sacada de una película futurista. Avanza por el agua como una cinta mágica, conectando islas dispersas que, hasta hace poco, parecían inalcanzables por tierra firme.
La ruta atraviesa un paisaje donde el cielo y el mar se confunden. Pero lo sorprendente no es solo su longitud, sino lo que une: pequeñas islas habitadas, puentes colgantes, y una red de conexiones que, más que funcional, parece simbólica. Todo empezó como un reto de ingeniería… y terminó como una obra maestra del diseño vial.
Hoy, ciclistas y coches recorren esta carretera flotante en busca de paisajes de postal, cultura local y aventura sobre el agua. Lo más fascinante es cómo esta construcción ha dado nueva vida a pueblos insulares, conectándolos con el resto del país y atrayendo viajeros de todo el mundo.
Un hilo de asfalto entre islas
La carretera es en realidad un sistema de puentes y viaductos conocido como Shimanami Kaidō. Se extiende a lo largo de 70 kilómetros, enlazando las ciudades de Onomichi y Imabari a través de seis islas. Lo asombroso es que, desde ciertos ángulos, parece flotar sobre el mar.
Además de ser una vía estratégica para el transporte, se ha convertido en una de las rutas ciclistas más bellas del mundo. La experiencia de pedalear sobre el agua, con el mar a ambos lados y las montañas al fondo, es inolvidable.
El secreto mejor guardado de Japón
Pese a su belleza y su valor ingenieril, esta autopista no es tan conocida como otros lugares turísticos del país. Quizá por eso, recorrerla tiene algo de mágico, como si aún fuera un tesoro escondido reservado para los más curiosos.
📍 Dato curioso
El Shimanami Kaidō no solo se puede recorrer en coche o bici: también cuenta con áreas de descanso con arte contemporáneo, alojamientos con vistas al mar y hasta una pasarela diseñada exclusivamente para peatones en varios tramos.
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